El Banco Central de la República Dominicana (BCRD) informó que el Indicador Mensual de Actividad Económica (IMAE) registró una variación interanual acumulada de 5.5 % en el período enero-agosto 2022, manteniendo así el mismo crecimiento promedio exhibido durante enero-julio, luego de haber experimentado un aumento de 5.4 % en agosto en comparación con igual mes del año anterior.
Los datos resultan altamente estimulantes, debido a que se obtienen en medio de muchas convulsiones, principalmente en el sector externo, que como sabe todo el mundo, está cargado de repetidas turbulencias.
Lo bueno de estos datos del Banco Central, es que revela que la tendencia que ha reflejado la economía dominicana en el presente año, y conforme con el sistema de pronósticos de la entidad, presenta una proyección de la expansión del producto interno bruto (PIB) real, en un rango entre 5.0-5.5 % para el cierre del 2022, siempre conforme a lo que el banco llama “el ritmo potencial de la economía dominicana”.
No hay ninguna duda en cuanto a que uno de los factores que ha contribuido a este logro, son los fuertes fundamentos macroeconómicos de la economía dominicana, y el cuidado que se ha tenido para mantenerlos estables. No podemos dejar de mencionar la resiliencia de nuestros empresarios, de todos los sectores, quienes han enfrentado tantos trastornos a la economía, ya por la pandemia, ya por la inestabilidad externa, y se han mantenido firmes y trabajando para reactivar la economía, haciendo innumerables sacrificios.
Los datos dados a conocer por el Banco Central, los avalan los organismos internacionales, tales com el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), quienes, además, consideran que la economía dominicana tienen una perspectiva positiva.
Nos alegramos de estos resultados, pero tenemos que tomar en cuenta las recomendaciones que los propios organismos internacionales están haciendo a los países latinoamericanos y del Caribe, ya recuperados económicamente a sus niveles previos a la pandemia. Según el Banco Mundial "parte del legado de la covid es que el promedio de la deuda de la región aumentó unos diez puntos porcentuales", y que este aumento será clave, ya que tiene el potencial de ralentizar el ritmo de crecimiento de las economías regionales.
Además, las fuertes subidas de los tipos de interés ordenadas por los principales bancos centrales del mundo para tratar de poner coto a la inflación dificultarán aún más la lucha contra la brecha fiscal.
Otro elemento citado, en este caso por el FMI, es que el ascenso de los precios de algunas materias primas, como resultado de la invasión rusa de Ucrania, que han beneficiado algunas economías del área, podrían bajar alrededor de un 10%, lo que afectaría los países exportadores de las mismas.
Ante estas perspectivas, sería bueno escuchar las recomendaciones que estos mismos organismo hacen, para que los impactos sean menores. Entre estos resaltan: reconsiderar la senda del crecimiento; mejorar el gasto público de las administraciones (el FMI estima que en torno al 17 % del presupuesto público se malgasta en iniciativas poco eficientes o gastos de personal innecesarios), usar el ahorro para reducir los déficits del presupuesto y trabajar en la reforma tributaria, entre otros aspectos.
Sigamos adelante esforzándonos por el crecimiento de nuestras economía, pero no descuidemos estos detalles.
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