Muchas veces con sus decisiones, los jefes de Estado suelen enviar mensajes muy claros a la población que gobiernan; lo hacen en momentos determinados y circunstancias especiales, y hay múltiples maneras de hacerlo. Los analistas políticos las definen como “señales”.
Es lo que acaba de ocurrir con el decreto que ratifica al gobernador Héctor Valdez Albizu, al frente del Banco Central de la República Dominicana.
La decisión del presidente Abinader, lleva un mensaje implícito para todos los agentes económicos, inversionistas, comunidad financiera internacional y el país en general, en el sentido de que su gobierno le concede especial importancia a la conducción de la economía, y de que no es momento de inventos que puedan hacer perder el rumbo. Todo lo contrario, es tiempo de continuar la marcha sin desvíos y navegar seguros en medio del proceloso mar de la incertidumbre externa.
Hay, en lo concerniente a la conducción de la economía, algunos aspectos que son etéreos. No se pueden explicar matemáticamente ni con algoritmos, y uno de ellos, es la confianza que puede trasmitir una persona en los negocios, las transacciones comerciales o desde la gerencia de un organismo estatal, vinculado con las decisiones de las políticas económicas y monetarias.
Son figuras que por su trayectoria, su formación y capacidad, y sobretodo, por su hoja de vida, han conformando un perfil de integridad, honradez, responsabilidad, conocimientos y habilidades para manejar los asuntos a su cargo, con permanentes resultados de éxitos. En nuestro país, Héctor Valdez Albizu es un ejemplo de lo que afirmamos.
En su caso, hay antecedentes del efecto casi mágico de los que indicamos. En el 2004, cuando el país se encontraba en medio de una de las peores crisis económicas y financieras, el triunfador del proceso electoral de ese año, el Dr. Leonel Fernández Reyna, anunció con antelación a su toma de posesión, la designación de Valdez Albizu como gobernador del Banco Central, y en cuestión de horas, el dólar que se había deslizado del 18 por 1 a 59 por 1, con solo ese anuncio, inició una desescalada tan rápida, que hubo necesidad de adoptar medidas monetarias para frenar su abrupta caída.
Otro ejemplo acaba de producirse en Colombia. El recién instalado presidente Gustavo Petro, para calmar las inquietudes generadas en el sector económico por la llegada al poder, por primera vez en Colombia, de un líder de izquierda, anunció que su ministro de Hacienda sería José Antonio Ocampo, un veterano economista de gran prestigio, de honradez y capacidad probadas, de posiciones moderadas sin estridencias y conocido por toda la sociedad colombiana y por todos los organismos internacionales. Esa decisión fue considerada como un mensaje tranquilizador y una “señal” que marcaba el rumbo que tendrían sus decisiones de carácter económico.
En los dos años que ha cumplido la administración del presidente Luis Abinader, ha sido impactada por la pandemia, una estrepitosa caída de la economía, aumento del transporte marítimo, alta inflación mundial y un escenario internacional incierto. En ese tiempo y enfrentando tantas dificultades y défícits, ha podido aquilatar la importancia y la ventaja de contar con un funcionario de la formación y el nivel de compromiso que ha demostrado con su gestión. Creemos que la mayoría del país está conteste, que en su área y más allá de ella, el gobernador del Banco Central ha hecho contribuciones que han sido determinantes para que la economía dominicana pueda exhibir los números que, a pesar de la crisis, siguen manteniéndola en el liderazgo regional, lo que confirman todos los organismos internacionales.
Es por ello que suponemos, que el decreto de confirmación, es también un reconocimiento a uno de sus mejores colaboradores.
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