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La infraestructura va de la mano con el desarrollo

  • Ramón Puello Báez
  • domingo 08 junio, 2025 - 9:42 AM
  • 4 minutos de lectura
  • Revista Banca
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Un elemento que siempre va de la mano con el desarrollo que se observa en cualquier país del mundo, es la inversión pública en infraestructuras. Vale decir, el conjunto y diversidad de obras financiadas por el Estado para facilitar el avance en los distintos sectores, tales como vías de transportación, puertos, aeropuertos, reservas de agua, energía, educación, salud, etc.

Eso es tan cierto, que el periodista argentino Andrés Oppenheimer, que indagó las razones que habían provocado el gran crecimiento de varios países asiáticos, escribió en su libro “Cuentos Chinos”, que en esos países, el desarrollo se observaba visualmente, en la cantidad de grúas que levantaban obras de infraestructuras por todas partes. En Beijing, cuando lo visitó en 2005, habían 5,000 grúas trabajando. (Oppenheimer. Cuentos Chinos. Edición 2011, página 50)

Actualmente se plantea en la República Dominicana la gravedad del declive manifiesto en la inversión pública, la cual ha caído en apenas un 2% del Producto Interno Bruto (PIB), lo que el economista Magín Díaz considera que es la más baja inversión del Estado Dominicano en los últimos 60 años, expresando que para un país como el nuestro, se necesita una inversión, de por lo menos, entre un 4% a 5% del PIB. Recuerda el profesional que durante el periodo de Balaguer dicha inversión fue de un 6.7% y en los gobiernos de Leonel Fernández, de un 4.4%, comenzando a bajar en el periodo de Danilo Medina, cuando la inversión se ubicó en un 3%.

Lo que resulta extraño y contradictorio en el caso del gobierno del presidente Luis Abinader, donde la inversión pública ha bajado dramáticamente, es que al mismo tiempo es el que más se ha endeudado y el que mayor volumen de recursos ha manejado, al punto de que la deuda pública consolidada, al cierre de 2024, alcanzó el 57.5% del PIB y la deuda del sector público no financiero (SPNF) 48.5% del PIB, al punto de que el pago de los servicios de la deuda es ya mayor que lo que el gobierno destina al gasto corriente.

El expresidente Leonel Fernández, refiriéndose a esta situación, ha ofrecido un dato comparativo que deja a cualquiera boquiabierto: “el volumen de ingresos que ha obtenido el gobierno de Abinader, sólo en cuatro años, de alrededor de cuatro trillones de pesos, significa el doble de lo que yo manejé en 12 años, sin que actualmente veamos alguna obra significativa terminada”.  Además de preguntarse, “Dónde está todo ese dinero?”.

La situación de las finanzas públicas, las pérdidas anuales de las EDES, el elevado gasto corriente y el nivel de endeudamiento son realidades verdaderamente preocupante, que de no abordarse responsablemente y con prontitud, podrían poner en peligro los avances que el país ha podido alcanzar con tantos sacrificios, y dejarnos una situación económica, social y política calamitosa.

Es más que urgente que una reforma fiscal, conjuntamente con un plan de ahorro público racional y un freno a los endeudamientos, se convierta en el proyecto en el cual las autoridades desplieguen los mayores esfuerzos y dedicación.

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