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Redacción de BANCA. La lucha del presidente Donald Trump por tomar control de la Reserva Federal de los Estados Unidos (Banco Central), ha dado un nuevo paso, al pedir la destitución de Lisa Cook, gobernadora de la entidad, quien se ha resistido a acatar tal decisión.
Cook presentó el pasado jueves una demanda de oposición a la decisión de Trump, ante una corte federal de Washington, en la cual figuran también como demandados, el presidente de la Reserva Federal (Fed), Jerome Powell, y la Junta de Gobernadores de la Fed, a la que Cook pertenece.
La demanda tiene como objetivo detener el intento ilegal y sin precedentes de expulsar a la gobernadora Cook de su posición, algo que si se permite, ocurriría por primera vez en la historia de la Junta de Gobernadores, según explica el texto de la demanda.
Trump ha justificado su decisión de despedir a Cook, apoyándose en una investigación sobre un posible fraude hipotecario en el que estaría involucada la funcionaria, lo que no ha sido demostrado, y que abrió su propia Administración. El director de la Agencia Federal de Financiamiento de la Vivienda, Bill Pulte, pidió por carta al Departamento de Justicia que investigue a Cook a cuenta de dos hipotecas a su nombre, pero de momento no se ha tramitado ninguna imputación contra ella.
Se considera que esta decisión resulta insólita, ya que una solicitud de despedir a un miembro de la Fed, solo puede hacerse en casos muy excepcionales de mala conducta.
La batalla legal al respecto podría alargarse meses, pese a los intentos del presidente estadounidense de seguir presionando a la Fed para que se avenga a sus intenciones de bajar los tipos de interés, lo que ha estafdo haciendo desde los primeros días de inaugurar su gobierno y que ha incluido insultos y denuestos al presidente de la Reserva Federal Estadounidense, Jeromy Powell.
Por su parte, la Reserva Federal ha declarado que «respetará la decisiones judiciales», pero recordó que «los mandatos largos y las protecciones contra despidos de los gobernadores son una salvaguarda esencial para asegurar que las decisiones de política monetaria se basen en datos y análisis económicos y en el interés del pueblo estadounidense».