…y de grandes incertidumbres, agregaríamos de inmediato a nuestro titular, aunque el panorama incierto es uno de los tantos elementos que pesan sobre el año, que apenas comienza a dar sus primeros pasos.
Expertos en la materia económica y financiera, además de los organismos internacionales, vienen advirtiendo desde hace meses, en sus informes, de una disminución de la actividad económica global, la persistencia inflacionaria y un panorama incierto de continuar y generalizarse la guerra Rusia-Ucrania, tendencia que hemos visto resurgir al concluir 2022.
Las declaraciones de la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, no pueden ser mas claras y contundentes: "un tercio de la economía mundial" estará en recesión este año, incluida la mitad de la Unión Europea". Asegura la principal ejecutiva del FMI, que para la mayoría del mundo, el año 2023 va a ser un año duro, más duro que el que dejamos atrás, ya que las tres grandes economías (Estados Unidos, Unión Europea y China) se están ralentizando simultáneamente.
Si sumamos a estos preocupantes pronósticos la reactivación de la guerra Rusia-Ucrania, entonces lo dicho por la directora del FMI adquiere una dimensión mayor, porque este ingrediente de incertidumbre actuará como un elemento perturbador de la actividad económica que frenará los intentos de su reactivación.
Este panorama nos lleva a plantearnos la situación de República Dominicana, que como todo país pequeño y de una economía en vías de desarrollo y muy dependiente, sufrirá los impactos negativos del panorama adverso que se nos pronostica. Tenemos una economía que ha demostrado una gran resiliencia, que concluyó 2022 con un crecimiento de un 5.0% del PIB, entre las de mejores desempeño de la región, sin embargo, los problemas que amenazan ese crecimiento y su estabilidad, se mantienen activos, entre ellos, un fuerte endeudamiento, un prolongado déficit fiscal, un sistema eléctrico ineficiente que demanda subsidios y genera pérdidas, así como innumerables problemas sociales acumulados que perturban la tranquilidad social y ensombrecen el futuro.
Se impone pues, ante este angustioso panorama y como respuesta patriótica, la unidad de las fuerzas políticas, sociales y económicas, y un programa mínimo de acciones consensuado, que eliminen o disminuyan los peligros que pudieran echar por la borda la estabilidad económica, lo que traería por consiguiente, la pérdida de la estabilidad política y social, tres aspectos que han sido determinantes para alcanzar los grandes adelantos que hemos conquistado en las últimas décadas.
2023 tiene como característica especial para el país, que es un año pre-electoral y por lo tanto un periodo en que las fuerzas políticas tradicionalmente tienden a enfrentarse, resquebrajando la unidad. Es igual tiempo de mucha demagogia y de mantener congeladas medidas necesarias para sanear nuestra economía, como es la reforma fiscal.
Si no entendemos que está pasando en el mundo y no actuamos como lo demandan las circunstancias, no nos quejemos más tarde de todo lo que nos pueda sobrevenir.
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